14 Ene EL SECUESTRO DE LA MENTE
Pensamos en el cuerpo como algo cercano pero ajeno a nosotros, de hecho hablamos de algo nuestro, no de algo que seamos. Lo entendemos más como una propiedad que como un signo de identidad. De hecho no decimos “yo soy mi cuerpo”, sino “yo tengo un cuerpo”. Cuando hablamos de atribuciones psicológicas, sí nos identificamos con ellas, por ejemplo decimos “soy inteligente, o soy una persona sensible”. Esta percepción de propiedad sobre el cuerpo, puede llevarnos a pensar que se trata de algo así como un animal doméstico que nos obedece ciegamente, algo que controlamos como el equipo de música o la televisión, mediante el mando a distancia de nuestro pensamiento o nuestra voluntad. Pero no siempre es todo tan sencillo. Hay veces que es el cuerpo el que toma el control de nuestra voluntad, nos arranca de un zarpazo el “mando a distancia” de nuestra mente, nos arrincona y hace que hagamos cosas impensables. Puede ocurrir cuando el miedo nos paraliza y nos impide pensar y reaccionar, porque aunque queramos hacer algo notamos el cuerpo y la...