
11 Oct Wabi sabi y Autoestima
Wabi sabi es una palabra japonesa que según la Wikipedia, “hace referencia a “la belleza de la imperfección. Este concepto guarda relación con el minimalismo, la simplicidad, la serenidad y la discreción”.
Se puede establecer un paralelismo entre el significado del wabi sabi y la autoestima. Si entendemos la autoestima como la relación que mantenemos con nosotros mismos, esta relación, en su concepción más genuina, tiene mucho de inocente, sencilla y serena. Y lo que llamamos imperfección es básicamente una falta de aceptación.
En la relación con nosotros mismos no cabe la imperfección, somos como somos y como somos ya somos perfectos. Y si queremos encontrar la paz, el primer paso es entender que está bien que seamos así. La no aceptación de lo que eres solo abre la puerta al tormento. La aceptación tiene mucho de “la belleza de la imperfección”. Aceptar significa dejar de juzgarnos y por lo tanto dejar de condenarnos por ser cómo somos o hacer lo qué hacemos.
N. Branden define la aceptación como “parar la guerra con nosotros mismos”. Cuando somos capaces de entender con comprensión y tolerancia nuestra propia historia personal, entonces lo que un día fueron errores inaceptables que nos avergonzaron o nos hicieron sentir culpables, hoy se entienden como experiencias necesarias en nuestro proceso de desarrollo y aprendizaje. Fue necesario pasar por allí para llegar hasta aquí. Desde esta perspectiva, todo cobra otro sentido y se valora desde una actitud amorosa.
En el wabi sabi, los detalles que, por ejemplo en una cerámica, la mayoría entendería como defectos o imperfecciones, se valoran como aspectos que hacen la pieza algo único y diferente, con personalidad propia. Es frecuente ver reparaciones de piezas de cerámica fragmentada, soldadas con metales nobles como el oro o la plata. De esta forma, lo que habría terminado en la basura, no solo se conserva, sino que se transforma en algo único y más valioso.
La autoestima es también capaz de transformar experiencias dolorosas y traumáticas en fortalezas resilientes. Donde otros se quedan hundidos, la autoestima hace que lo vivido, por duro que sea, con el tiempo se convierta en un momento de superación personal, crecimiento y aprendizaje. Una crisis de pareja, una ruina financiera, una enfermedad grave o la muerte de un ser querido, siempre son experiencias difíciles, traumáticas y muy dolorosas, pero vivirlas desde la autoestima y la humildad nos permite entenderlas mejor, aceptarlas más fácilmente, aprender con ellas y hacernos más fuertes. Esa es la belleza de la imperfección.
ESCÚCHALO AQUÍ:
«Nada dura. Nada es completo. Nada es perfecto»
Wabi sabi
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