VER EL FUTURO

¿Quién quiere una bola de cristal? ¿Quién quiere ver el futuro? Y la pregunta más importante, ¿para qué quiere verlo? Hay quien quiere adelantarse a lo desconocido, saber lo que va a pasar para controlarlo y modificarlo. Está obsesionado con el control y que no le pase nada malo nunca. Se obsesiona con el futuro y le genera infelicidad. Decía Einstein que un hombre feliz está demasiado satisfecho con el presente como para obsesionarse con el futuro. Hay quien ya osa adelantarse al futuro rumiando habitualmente qué le puede llegar a pasar. Es un “¿y si….?” repetido continuamente que genera desesperación. En el fondo desconfía de sí mismo, no de su futuro, que siempre le traerá cosas buenas y malas. Desconfía de su capacidad de enfrentarse al futuro con sus herramientas emocionales presentes.

Hay quien quiere ver el futuro para asegurarse que sus sueños se cumplen, que las esperanzas y deseos que ha colocado en el futuro acabarán convirtiéndose en una realidad. Que los sacrificios que realizó en el pasado serán recompensados en el futuro. Que la infelicidad pasada se transformará en felicidad futura. Como si por mucho que se hubiese sacrificado plantando y cuidando un limonero, convirtiera a los ácidos limones en una fruta dulce. A los que desean esa bola de cristal que ratifique la utilidad futura de su infelicidad hay que recordarles que cómo vivan hoy es como vivirán mañana. Si quieren frutas dulces, que cultiven fresas y no limones.

Hay quienes quieren ver el futuro a través de los actos de otros, poniendo su esperanza en los demás, para conseguir lo que con sus actos consideran inalcanzable. Quieren que un político les otorgue prosperidad, que una pareja les dedique amor y que un hijo les muestre respeto. Quieren creerse las promesas de los demás, quieren creerse que el futuro paradisíaco y gratuito que les ofrecen es verdad. Quieren poner su futuro en manos de otros a los que consideran más capaces, más afortunados o con más recursos que ellos mismos. En el fondo ponen su futuro en manos de otras personas y los demás jamás se van a hacer cargo de ese futuro tal y como lo harían ellos mismos porque están ocupadas en sus propias vidas. Porque es uno mismo el primerísimo responsable de su propio bienestar.

Tu futuro se escribe desde tu responsabilidad presente hacia tu bienestar, responsabilizarse ahora de tu propia conducta, de tus reacciones y de tus decisiones. Te han ocurrido, te ocurren y te ocurrirán cosas buenas y malas. Ver el futuro no es saber qué va a pasar, es tener la confianza de que pase lo que pase, tienes la autoestima necesaria para responder bien. Si de verdad quieres ver el futuro, ya tienes la mejor bola de cristal posible: cómo estás viviendo ahora predice cómo vivirás en el futuro.

Frase: “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.” Víctor Hugo

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