PUNTO SIN RETORNO

Existe un punto de no retorno a partir del cual algún aspecto de la realidad cambia para siempre.

Puede ocurrir cuando conoces a alguien y a partir la sonrisa veintisiete por poner algún número, algo cambia para ti de manera definitiva. Y empiezas a mirar a esa persona de otra forma y la escuchas con otra atención. Y te descubres con pensamientos nuevos, haciendo cambios en tu escala de prioridades y en tu agenda. Y al menos para ti, esa relación ya es diferente. Han sido necesarias las veintiséis sonrisas anteriores para que con esa llegues al punto de no retorno, al que hace que a partir de ese instante todo sea de otra manera.

Puede ocurrir también que desde el catorce comentario intencionado de tu jefe empiezas a plantearte un cambio de trabajo. Sin los trece anteriores no lo habrías pensado. Y a partir de ese momento tu motivación comienza a ser otra y un día te descubres mirando ofertas de trabajo y enviando el curriculum. La mirada catorce es el punto de no retorno donde tu percepción del trabajo ha cambiado.

En todas las adicciones hay un punto de no retorno donde la conducta hasta ese momento controlable se convierte en una necesidad que te tiraniza, es un límite en el que lo que era un medio para pasar un rato, compartir algo o distraerte, se convierte en un fin que somete tu voluntad a tu deseo. Puede tratarse de ese cigarrillo que te fumas sin ganas pero te terminas fumando. La copa que sabes que ya ni te apetece ni te conviene pero te la bebes. O esa compra que no necesitas para nada pero que terminas pagando en caja. Siempre hay un cigarrillo, una copa o una compra que son la entrada al tabaquismo, el alcoholismo o las compras compulsivas. Y lo mismo es aplicable al juego, el porno, la cocaína, el café o el consumo de azúcar. Da lo mismo de qué se trate, existe un momento único, un punto de no retorno, a partir del cual comienza la cuesta abajo del descontrol, el autoengaño y el sufrimiento. Y si te esfuerzas mínimamente serás capaz de recordarlo.

Los puntos de no retorno son cómo puertas a través de las cuales pasamos a realidades diferentes. Al menos nosotros las vivimos de forma diferente. Hay puertas de entrada y puertas de salida.

Hay puntos de no retorno en todas las enfermedades, tanto para entrar como para salir de ellas. Algo hace “click” y desde ese momento empiezan los problemas, las molestias, los síntomas y los dolores. Puede haber sido algo que has comido, un momento de frio o un disgusto que tira por tierra tu sistema inmunológico y empiezas a sentirte mal. De la misma forma, también después de una noche de descanso, unos días de ayuno o tras una fiebre importante, donde tu cuerpo puede encontrar otro punto de no retorno y dejar atrás la enfermedad.

Hay acciones que son puntos de no retorno, cómo tener un hijo, irse a vivir al otro lado del mundo o quitarse la vida. Hay decisiones que cambian la manera de vivir como asumir la responsabilidad de tus emociones, rescatar tu autoestima o darte la oportunidad de empezar de nuevo y ser feliz. Palabras de amor o de odio que transforman de una manera radical lo que sientes por alguien. Y comportamientos que modifican definitivamente una relación, después de una experiencia de agresividad física o una relación sexual la relación siempre se transforma.

Se consciente de tus puntos de no retorno. Tú los creas y son la oportunidad de terminar con muchas cosas con las que no quieres seguir. Y también son la ocasión para hacer de tu vida una experiencia maravillosa.

Frase: “Eres tan joven como la última vez que cambiaste tu mente” · Timothy Leary

ESCÚCHALO AQUÍ:


RECOMENDACIÓN:

“Solas

María malvive en un oscuro apartamento de un barrio miserable, trabaja eventualmente como chica de la limpieza y, casi con cuarenta años, descubre que está embarazada de un hombre que no la ama. Su soledad es tan grande que sólo encuentra consuelo en la bebida. Su madre, que ha consumido su vida al lado de un hombre violento e intolerante, no tiene ni siquiera el consuelo de tenerla cerca. Con motivo del ingreso de su marido en un hospital, la madre visita a María en su apartamento y conoce a un vecino viudo que vive con su perro. La relación que se establece entre estos tres náufragos alivia sus soledades y deja una puerta abierta a la esperanza.

1 Comment
  • Anónimo
    Posted at 20:58h, 16 octubre

    Exelente muy agradecido