27 Oct INTELIGENCIA FINANCIERA EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Hay dos tipos de inteligencia que en pleno siglo 21 aún siguen sin fomentarse de forma sistematizada en la escuela. Una de ellas es la inteligencia emocional, el conjunto de habilidades personales que permiten que conectemos con nuestras propias emociones y demos respuesta a las mismas de la forma más equilibrada y eficaz posible. La inteligencia emocional también nos permite comprender mejor las emociones de los demás y actuar en consecuencia.
El segundo tipo de inteligencia es del que quiero hablarte hoy, la inteligencia financiera. Se refiere al conjunto de habilidades, herramientas y conocimientos que permiten a una persona tomar las mejores decisiones financieras en cada momento y circunstancia de su vida. La economía, el dinero y las finanzas forman parte de un mundo cada vez más económico en donde crecerán tus hijos y de la inteligencia financiera dependerá una parte importante de su bienestar y de su éxito. Cuanto antes se formen en esta área, cuanto más fomentemos en ellos su inteligencia financiera, más probabilidades tendrán de que su Coeficiente Intelectual (CI) financiero sea una capacidad diferenciadora positivamente en sus vidas.
Históricamente, la educación financiera en las familias, el conocimiento que recibían los niños del mundo del dinero, ha sido deficitario y lleno de prejuicios. Muy pocos padres han tenido en primer lugar la capacidad ellos mismos de desarrollar su inteligencia financiera y en segundo lugar se han dedicado de forma planificada a desarrollar el CI financiero de sus hijos, tal y como planificaban el estudio de un segundo idioma o la adquisición de una destreza deportiva. Sobre el ámbito académico, tres cuartos de los mismo. Los propios profesores tanto por la formación recibida como por sus condiciones laborales habituales no han sido en la práctica modelos de inteligencia financiera para sus alumnos.
Por lo que nuestros hijos se han encontrado hasta ahora con que una de las capacidades críticas para su felicidad y éxito en realidad dependía de que les tocase la lotería de toparse con un modelo de inteligencia financiera que les ayudara a fomentarla. Por el contrario, lo habitual ha sido que nuestra generación creciese en un entorno donde el dinero era tabú y fuese una pregunta embarazosa saber cuánto ganaba nuestro padre o directamente se nos dijese que eso eran cosas de adultos donde no habíamos de meternos. De pequeños oíamos hablar de créditos, de letras, de hipoteca, de paga extra,… e intuíamos que eran cosas importantes en la vida de la familia pero no las entendíamos ni nos permitían saber más.
A veces que los padres supiesen de dinero y de cómo ganarlo también se convertía en la práctica en algo negativo cuando se sustentaba en un exceso de ambición o de codicia, donde el dinero y las decisiones financieras adquirían una importancia demasiado elevada y se convertían en elementos compensatorios de otras carencias en áreas como la autoestima o la inteligencia emocional. De una u otra manera, desde determinados prejuicios o experiencias familiares, el dinero se ha ligado a emociones y valores negativos (miedo, avaricia, codicia,..) que han pervertido su significado real.
El desarrollo de la inteligencia financiera empieza con la asimilación desde niños de una idea básica: el dinero es una herramienta más. Como un ordenador o como un coche. Como tal herramienta se puede utilizar bien, mal o regular. Primer objetivo importante en el desarrollo de la inteligencia financiera en los niños, buscarles un “manual de instrucciones” sobre el dinero. Desde los tipos de moneda y su valor cuando son pequeños hasta conceptos como la inflación cuando son adolescentes. El dinero es también un medio para obtener cosas, servicios, conocimientos,… lo importante no es tanto el dinero en sí mismo sino qué utilidad le vamos a dar. Segundo objetivo importante para el desarrollo de la inteligencia financiera en los niños, enseñarles a comprar y a vender, a invertir y a ahorrar. A tomar decisiones sobre el dinero a corto, medio y largo plazo.
Momentos importantes a lo largo de la infancia y la adolescencia relacionados con el desarrollo de su inteligencia financiera son las primeras compras que realizan, su primera hucha, su primer trabajo remunerado, su primera cuenta corriente en un banco o las primeras ventas que realizan de sus cosas en mercadillos de segunda mano o apoyados en las nuevas tecnologías. Momentos donde el dinero y las decisiones que toman sobre él se hacen experiencias reales de aprendizaje y donde los adultos aparcamos nuestros miedos y prejuicios acompañándoles en su desarrollo. Los niños y adolescentes que han sabido desarrollar su CI financiero serán adultos más responsables, menos manipulables y con más opciones de éxito y felicidad en su vida personal y profesional.
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