
12 Dic Soledad
Numerosos estudios demuestran que las personas que más tiempo se pasan en las redes sociales son las que se sienten más tristes, desganadas, desvinculadas y aisladas. Podría parecer paradójico que el uso de tecnología diseñada para poner en contracto a personas de distintas partes del mundo esté asociada con sentimientos de desconexión. No resulta sencillo determinar cuál es la causa y cuál es el efecto. Podría ser que el uso de redes sociales lleve, a la larga, a sentirse solo y desconectado. O podría ser que las personas que se sienten solas y desconectadas sean las que más usan las redes sociales, como forma de conectar y sentirse acompañadas. Pero, incluso en este segundo caso, la evidencia muestra que las redes sociales no logran aportar el deseado sentimiento de conexión y compañía.
El motivo por el que las redes sociales no son la solución para la soledad es que la ausencia de redes sociales no es la causa de la soledad. Nos podemos sentir solos cuando nos faltan relaciones o vínculos con otras personas, como cuando nos desearíamos tener a alguien con quien hablar de algo o con quien compartir experiencias, pero no tenemos a nadie, o como cuando hemos perdido a alguien con quien teníamos un vínculo especial. También nos podemos sentir solos cuando tenemos la impresión de que no pertenecemos o de que no encajamos, como cuando trabajamos en un lugar en el que no nos identificamos con las demás personas, o como cuando nos reunimos en familia, pero seguimos sintiéndonos fuera de ella.
Pero ¿cómo es que podemos sentirnos solos a pesar de estar rodeados de personas cercanas? ¿Cómo es que hay gente que no siente soledad a pesar de estar sola? La respuesta es que la soledad es un sentimiento, no una situación social, como lo puede ser el distanciamiento o el aislamiento. Como todas las emociones y todos los sentimientos, la soledad es el resultado de una interpretación que hacemos de la realidad, en este caso, de nuestra situación social.
La soledad es el sentimiento que resulta de valorar negativamente lo que significa nuestra situación social. Y funciona como un espejo: lo reconocemos fuera, en las relaciones con otras personas, pero la causa está dentro, en la relación con nosotros mismos. Nos sentimos solos y solas cuando la falta de cercanía y vínculo con los demás evidencia la falta de cercanía y vínculo con uno mismo.
La causa fundamental de la soledad es la distancia, la desconexión y la desvinculación de uno mismo. La soledad aparece porque nos hemos alejado de nosotros mismos, no de otras personas. La soledad aparece cuando llevamos tiempo anteponiendo lo que esperan otras personas a lo que queremos nosotros, decidiendo en base a lo que creen otros en lugar de en base a lo que creemos nosotros, anteponiendo las necesidades de otros a las nuestras, cuidando más a los demás que a nosotros, dedicando más atención y tiempo a los demás que a nosotros. Sentimos soledad no cuando nos han abandonado otros, sino cuando nos hemos abandonado nosotros.
Las relaciones con las otras personas son fundamentales para una vida sana y feliz. Es bueno crear y cuidar nuestros vínculos con quienes nos rodean. Y es bueno forjar relaciones en todas las etapas de nuestra vida. Pero rodearnos de gente no es el remedio para la soledad. La solución a la soledad pasa, primero, por volver a conectar con uno mismo, por estrechar el vínculo y reafirmar el compromiso con uno mismo. Busca maneras variadas de pasar tiempo de calidad contigo, de conocerte, de mimarte y de quererte. Sé fiel siempre a tus principios y valores. Antepón lo que sientes, lo que deseas, lo que te gustaría. Respétate y empodérate. Solo podemos crear vínculos estrechos y significativos con otras personas si lo hemos hecho antes con nosotros mismos. Solo podremos tener conexiones reales con otras personas si estamos conectados antes con nuestro yo real. La solución a la soledad pasa, en definitiva, por mejorar nuestra autoestima.
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«Vivimos como soñamos—solos»
Joseph Conrad, El Corazón de las Tinieblas
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