
05 Feb PUEDES SALIR DEL CIRCUITO DEL ODIO
El odio, ¡qué emoción más corrosiva!
El odio se ha definido como una emoción negativa, profunda e intensa, causada por la creencia o prejuicio de que el otro, el odiado, es un ser detestable y malvado.
Se asocia con emociones como el desprecio, el asco o la rabia.
El odio puede manifestarse en grados y formas muy diversas.
La ignorancia, la mentira, la difamación o el prejuicio, entendido como una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal (influido por historias, mitos, estereotipos, expectativas, miedos…), puede provocar en ti un determinado patrón de tensión muscular, elevarte el pulso, un sentimiento de estar desbordado por la situación, una fijación por lo odiado y deseos de venganza.
Que se me queme la comida, que se acabe la tinta de la impresora a mitad de una impresión urgente, la soberbia de mi amigo, la forma de hablar de mi jefe, el sistema de organización de mi hijo, que coman con la boca abierta, cómo aparca mi vecina, … ¡me pone de los nervios y me desespera!
El odio te corroe. Siempre conlleva agresividad, juicios negativos, pensamientos destructivos, tendencia a la hostilidad, rabia personalizada o generalizada, una pretensión de actuar haciendo daño a lo odiado o predispuesto a subsanar una verdadera, o supuesta, injusticia.
Puede convertirse en tu modo de vivir y eso no es vida.
Pero claro está que esas nimiedades, que atormentan, corroen, dañan tu autoestima, te generan inseguridad, pérdidas y más pérdidas … pueden extremarse e intensificarse y estar en el origen de la violencia, el buylling, los acosos, el crimen, el genocidio, de actos de terrorismo, de masacres, de conflictos armados, guerras, etc.
El antídoto para el odio es el amor.
El autocontrol y la proactividad emocional, que consiste en no ser víctimas de las circunstancias sino dueños de lo que sentimos, puede hacer que redirijamos nuestra atención, nos calmemos, volvamos a tomar el control y podamos razonar ante lo odiado y seamos capaces de desactivar el circuito del odio y por tanto, esa enorme fuente de problemas y de violencia que es.
¿Por qué odio? ¿Qué pretendo conseguir con eso? ¿qué gano? ¿qué pierdo?
El odio no va a desaparecer porque cambie mi hijo, mi jefe o mi vecina aprenda a aparcar. Los sentimientos de odio están enraizados en procesos mentales de modificación lenta que implica comprender los cimientos, hacer tareas de reconciliación, dejar de juzgar como si tuviéramos la verdad absoluta, humanizar al odiado, no atribuirle intención de herir con sus comportamientos, aprender a ser generosos, empáticos, amables, escuchar, etc.
En la educación, el conocimiento, la empatía, la inteligencia emocional, la responsabilidad y la razón están las claves para combatirlo.
Ocúpate de tu odio y no te des permiso para odiar.
Frase: “Donde quiera que se encuentre el prejuicio, siempre nubla la verdad” · «12 hombres sin piedad»
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RECOMENDACIÓN:
“Hotel Ruanda” ·
1994, guerra civil de Ruanda. Los odios ancestrales entre los hutu (la etnia dominante) y los tutsi provocan el asesinato del presidente del país, disturbios en las calles y, finalmente, una terrible matanza de los tutsi. Paul, que es hutu, trabaja como gerente de un hotel de lujo de Kigali y, cuando empiezan los disturbios, decide que el mejor refugio es precisamente el hotel. Y hacia allí organiza una huida desesperada acompañado no sólo de su familia, sino también de sus vecinos tutsi.
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