
16 Ene MEDITACIÓN, RELAJACIÓN Y MINDFULNESS
La meditación es la manera de poner orden en los pensamientos y por extensión en las emociones. Meditar es una disciplina milenaria que tiene por objetivo colocarnos en el momento presente y con la atención concentrada, puede ser en contar las respiraciones, la observación de un objeto, la repetición de una frase o la conciencia sobre el ahora. Todo vale mientras mantengas la concentración y por lo tanto el torrente de pensamientos no secuestre tu atención. Para algunos autores meditar es tratar de dejar la mente en blanco, “no pensar”. Lo cierto es que existen diferentes técnicas y filosofías a la hora de meditar: Budista, Trascendental, Vipassana, Zazen, Sufi y otras más. Cualquier tipo de meditación es valiosa si se trabaja con dedicación. Produce importantes beneficios no solo mentales y emocionales, sino también físicos e incluso sociales cuando se practica en grupo.
La relajación es diferente. El objetivo de relajarse es eliminar las tensiones, aflojarse físicamente y encontrar cierto control sobre las emociones. Para eso se utilizan diferentes técnicas. Son clásicas las técnicas de relajación progresiva de Jacobson, que consisten en ir contrayendo y relajando determinados grupos musculares y recorrer así el cuerpo, por ejemplo se empieza por un pie, se sube por la pierna hasta la cadera y se repite el ejercicio con la otra pierna. Luego se continua con ambos brazos, los hombros, la espalda, el pecho, el abdomen, el cuello y la cabeza. Con cada grupo muscular la persona debe tensar esos músculos y luego relajarlos, observar la diferencia que siente y repetirlos varias veces. Es una técnica muy efectiva.
Otro clásico es la relajación autógena de Schultz. Esta es más mental y subjetiva. También recorre el cuerpo y la persona tiene que sentir sensaciones de pesadez muscular y calor. Que es lo que se siente cuando uno está relajado. No requiere ningún tipo de movimiento corporal como la anterior y funciona muy bien cuando la persona tiene dolor o está en una situación en la que no puede estirarse y relajarse como por ejemplo en una reunión o en un avión. Solo piensa en sentir las diferentes partes del cuerpo pesadas, por ejemplo “las manos pesadas, muy pesadas, sin fuerza muscular, relajadas, completamente pesadas…” y ese tipo de instrucciones se van dando con los brazos, las piernas y las distintas partes del cuerpo hasta recorrerlo en su totalidad. Una no es mejor que otra, son técnicas diferentes, lo importante es encontrar la que mejor le va a cada persona.
Al igual que la meditación para que resulten efectivas requieren disciplina y constancia. Se trata de un entrenamiento. Y hacerlo una vez está bien, pero son verdaderamente efectivas cuando se realizan todos los días. Es así como se adquiere el verdadero control emocional y físico.
El mindfulness es en realidad una adaptación de la meditación budista que se ha descontextualizado de los aspectos místicos y filosóficos y se ha “occidentalizado”. Se conoce también como “conciencia plena” y se trata de prestar atención momento a momento a los pensamientos, las emociones, las sensaciones físicas o el entorno. Solo se observa, sin juzgar, se trata de aceptar el momento presente. Como la meditación es muy importante evitar entrar en el torrente de pensamientos, lo que en se llama también “rumiación” que es una manera de darle vueltas a determinados pensamientos improductivos que parecen funcionar con el piloto automática y que secuestran nuestra atención y nos sacan del momento presente.
Si no conoces ninguna te animo a que pruebes. Cuando hayas practicado unas cuantas sesiones con la técnica que mejor te sientas notarás que te encuentras mejor y seguramente lo incluyas entre tus hábitos y rutinas saludables como lavarte los dientes, cuidar la alimentación o hacer ejercicio. Es sorprendente como algo tan sencillo tiene unos beneficios tan grandes.
Frase: “Medite al atardecer, mirando las estrellas salir y acariciando a su perro” · Emerson
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RECOMENDACIÓN:
“La práctica de la atención plena” · Jon Kabat-Zinn
El presente libro se centra en el poder transformador de la atención plena en nuestras vidas, tanto en nuestra dimensión más íntima como en la social. Describe cómo podemos conferir verdadero valor al momento presente y autorrealizarnos como seres humanos con la práctica de la meditación. En último término, el propósito de La práctica de la atención plena consiste en despertar en nosotros todo el potencial de un don que la mayoría infravaloramos: la sensibilidad.
En una inteligente fusión entre ciencia, poesía y espiritualidad, Kabat-Zinn nos enseña que la meditación nunca es lo que uno piensa (piense uno lo que piense) y que en nuestra sociedad la práctica de la atención de una manera lúcida, sabia y efectiva ya no es un lujo, sino una necesidad para nuestra salud emocional, física y espiritual.
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