
06 Nov El proceso de mejorar tu vida
El progreso de tu vida es renovarte, es dar diez pasos adelante aunque hayas dado nueve hacia atrás, es hacer las cosas de forma diferente para conseguir resultados diferentes sobre aquello de lo que te quejas y te limita. Mejorar tu vida es un instinto natural que puedes tener dormido por baja autoestima. Es una forma de vivir en la que te responsabilizas de lo que te ocurre.
Los cambios de verdad, los que que llegan para quedarse y no son una moda del momento o un impulso que se agota enseguida, son progresivos. No suelen ser grandes cambios que ocurren de un día para otro sino que se construyen a través de pequeñas modificaciones que conforman una transformación permanente. En este trayecto progresivo, vas añadiendo elementos positivos y retirando elementos negativos. Cambias unos hábitos por otros, poco a poco, sin prisa pero sin pausa. No adelgazas de repente: cambias malos alimentos por otros más saludables. No te pones en forma en tres días: eliminas hábitos sedentarios y los sustituyes por rutinas de ejercicio. No te haces rico de un día para otro: dejas de gastar dinero para empobrecerte y lo empiezas a invertir en aquello que te genera abundancia.
En el proceso de mejorar tu vida funcionan mejor los permisos que las prohibiciones. Más allá de soltar hábitos objetivamente perniciosos, se trata de centrar tu conciencia en lo bueno que te rodea y permitírtelo. Si es bueno, tiene un valor y has de permitirte pagar el precio que vale, porque aunque te parezca caro al principio, te va a enriquecer. La conciencia de abundancia es un acto de valentía, que da vértigo y amenaza con el fracaso por ser demasiado osado. Pero si quieres limones, tendrás que plantar un limonero. Si quieres cambios para bien, tendrás que plantar semillas de lo bueno. Aunque estés más cómodo en lo mediocre o en lo ya conocido.
Por último, cada uno tiene su ritmo. No hay un patrón universal para cambiar. Las circunstancias, experiencias y particularidades de cada cual cuentan a la hora de progresar. Desde dónde parte cada cambio y hasta dónde se quiere llegar, qué tiene sentido para uno y qué no lo tiene para otro. Por lo que es inútil compararse. Como decía la escritora Virginia Wolff, no hay necesidad de apresurarse, no hay necesidad de brillar, no es necesario ser nadie más que uno mismo. Y crecer desde quién eres, no desde quién deberías ser.
ESCÚCHALO AQUÍ:
«Me enseñaron que el camino del progreso no es rápido ni fácil»
Madame Curie
Sorry, the comment form is closed at this time.