¿DE QUÉ COLOR ES TU REALIDAD?

Cómo percibimos y valoramos nuestro día a día, nuestra vida, lo que nos pasa o lo que no nos pasa, lo que tenemos o lo que nos falta, el tiempo que hace, el trabajo que tenemos para hoy, las palabras de mi pareja, etc. es lo que crea la realidad. La realidad en si es neutra, no es ni buena ni mala, no tiene color. ¿De qué color pintas tu vida?

Trabajos duros, pinchar una rueda, situaciones de pobreza o de enfermedad, duelos o separaciones,… ¿y éstas y otras qué? ¿También son neutras? Pues por extraño que nos suene sí, lo son. He oído a personas decir que la depresión que han padecido es lo mejor que les ha pasado en la vida ya que gracias a ella fueron capaces de cambiar su día a día; disfrutar enormemente y trabajar con pasión en profesiones que muchos consideraríamos abrumadoras; hablar con confianza ciega sobre cómo lo que ahora viven, sin duda es por alguna razón y aunque aún no la comprendan saben que es para su bien,… estas personas de las que hablo tienen la capacidad de la resiliencia. Son capaces de fortalecerse y resurgir de sus cenizas mejor de lo que entraron, se crecen ante las adversidades y eligen sobreponerse a los contratiempos o incluso resultar fortalecido por estos.

Ser consciente de qué color empleas para pintar tu realidad es importantísimo para, con responsabilidad, dirigir tus pensamientos hacia otra dirección si así lo precisas y hacer que tu realidad cambie de forma mágica sólo por el hecho de verla de otra manera. Seguirás arruinado, en un atasco o luchando contra un cáncer pero tu emoción asociada a esa situación será la que elijas tener. Ese es el gran poder, esa es la enorme responsabilidad.

Un concepto asociado y relevante es el punto de atracción. Nuestra atención actúa como una linterna que enfoca a voluntad del que la dirige, hacia un punto de la realidad u otro, y mediante el pensamiento o el diálogo interior (el contenido de la consciencia sobre lo que la linterna ilumina) activa una emoción acorde al pensamiento generado, provocando experiencias que lo confirmen que es lo que denominamos el punto de atracción. Lo que estoy intentando explicar es que no sólo podemos elegir como vivimos la realidad que “nos toca” sino que nosotros somos los que la creamos. Un ejemplo sencillo que he vivido esta mañana cuando me dirigía al trabajo ha sido una vez más revelador. Era completamente incapaz de aparcar en una zona bastante concurrida de la ciudad, daba vueltas y vueltas, mientras los otros conductores sí lograban delante de mis ojos colocar su coche e irse hacia sus trabajos, pero yo seguía intentándolo. Semáforos en rojo, peatones y más peatones que me frenaban y yo cada vez más nerviosa hasta que he dicho basta. He parado el coche, he respirado profundamente, he cambiado mi diálogo interior con consciencia (ese de “hoy no aparcas”) y las emociones que estaban asociadas a él (impotencia, frustración, rabia), he decidido poner un cd de música que me encanta,… en definitiva, he elegido activamente cambiar el foco de atención o el color con el que estaba pintando esa mañana. Mágicamente ¿a que no sabéis que ha pasado después? Unas calles más abajo he dejado mi coche perfectamente aparcado y me he dirigido hacia el trabajo con una gran sensación de poder interior y el depósito lleno de autoestima. En serio, ¡os animo a probarlo! Y no con el aparcamiento, que el resultado es espectacular, sino con cada una de las experiencias que vivís diariamente.

La Teoría de la atribución (íntimamente relacionada con la autoestima del individuo) en concreto, con experimentos como en el de Heider, nos habla entre otras cosas del efecto de las creencias sobre el cuerpo y sus reacciones fisiológicas. En él se le administraba al sujeto experimental una dosis de una sustancia placebo (sin ningún efecto sobre el cuerpo del sujeto) en dos sillas contiguas a dos experimentadores compinchados que fingían efectos similares a una dosis de adrenalina, el sujeto que desconocía el contenido de su dosis manifestaba y describía también esos mismos supuestos efectos lo que confirmaba que nuestras creencias modifican y determinan nuestras respuestas (emocionales, conductuales y fisiológicas) siendo los generadores de las experiencias y por tanto los que tenemos el poder y la enorme responsabilidad de, con consciencia, decidir de qué color queremos pintar nuestro día a día.

Frase: “Cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.” Paulo Coelho

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