
01 Ago ATENCIÓN, REALIDAD Y AUTOESTIMA
Tu atención es la puerta de tu conciencia.
Para ser consciente de algo antes has necesitado enfocarlo con tu atención. La atención es como un foco de luz que ilumina lo que vives y te hace consciente de tu experiencia externa e interna. Puedes vivir la misma experiencia a ciegas, sin poner atención en lo que te sucede, pero es vivirla de forma inconsciente y será como si no hubiera existido. Eso te pasa cuando te despiertas y no recuerdas lo que has soñado o cuando conduces con la cabeza llena de pensamientos y luego eres incapaz de recordar el trayecto.
Cuando enfocas la luz de tu atención sobre tu realidad modificas tu percepción y por lo tanto cambias tu experiencia. Puedes hacer la prueba en este mismo momento. Para conseguirlo es necesario que te coloques en lo que los expertos llaman el papel del “observador”. Recuerda que el observador, ni juzga, ni valora, solo presta atención y está presente.
Empieza por ser consciente de tu atención y date cuenta de tu postura corporal, simplemente se consciente de ella. Observa las partes de tu cuerpo que están en contacto con otras cosas. Pueden ser las plantas de los pies con el suelo, la espalda si la tienes apoyada, o las nalgas si estás en el sofá. Simplemente presta atención a las zonas de contacto de tu cuerpo.
¿Sientes alguna tensión? Ahora que eres consciente te es muy fácil relajarla, permite que los músculos de esa parte de tu cuerpo se aflojen. Y date cuenta como siempre es posible relajarlos un poco más. Pon la atención en tu temperatura corporal. Aprecia si sientes calor en las palmas de las manos, solo observa la temperatura. Observa también si tu frente tiene la misma temperatura. Solo date cuenta.
¿Y cómo es tu respiración? ¿Puedes escucharla? Haz una respiración profunda en este momento y observa como te sientes. Observa si se ha producido algún cambio en tu cuerpo. Se consciente de la entrada del aire en tus pulmones. Y aprecia la sensación física cuando los vacías completamente.
¿Qué sientes en este instante? ¿Puedes escuchar los sonidos que hay a tu alrededor? Y si te concentras más ¿puedes escuchar otras cosas? ¿Eres consciente de los olores que hay en el aire?
Seguramente mientras haces este ejercicio tu flujo de pensamientos se ha quedado al margen. Al concentrar tu atención modificas también tus emociones, y posiblemente ahora sientas más tranquilidad que hace un instante.
El observador modifica la realidad y cambia tu percepción del tiempo. Porque desde el papel del observador fluyes con esa experiencia y sientes como el tiempo se expande y se detiene. Eso es vivir el presente.
La atención es también la puerta de la memoria. No puedes elegir que olvidar o que borrar de tus recuerdos. Porque cuanto más intentes olvidar algo, seguramente más presente esté. El olvido es patrimonio de tu inconsciente. Desde tu consciente solo puedes tratar de recordar. Cuanto más concentres tu atención más fácilmente imprimirás esa experiencia en tu memoria. Y la memoria es otro de los pilares en los que se apoya tu realidad, porque lo que llamas tu vida y tu historia son en realidad tus recuerdos y lo que ya no recuerdas es como si nunca lo hubieras vivido.
La atención puedes entrenarla. Y con ella tu conciencia y tu memoria. Y cuando lo haces modificas tu cerebro, cambias tu realidad y mejoras tu autoestima. Existen técnicas de coaching para entrenar tu atención y tus emociones, también te va a ayudar la meditación o su versión occidentalizada, el mindfulness que te ayudarán a recuperar el momento presente, el poder de la concentración, la fuerza de la disciplina y la serenidad para amar la vida y hacer que te sientas bien.
Te animo a que empieces desde este momento. Tu atención es una palanca poderosa con la que podrás mover tu mundo.
Desdramatiza el paso atrás y aprovecha la oportunidad que te brinda para seguir creciendo y sacar lo mejor de ti.
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